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Autoridades de INAU y de profesionales de la salud especialistas en el tratamiento de niños, niñas, adolescentes y familia con trastornos del espectro autista (TEA) durante la jornada compartieron experiencias de la labor que al respecto se realiza no sólo a través de las instituciones en convenio con el Estado sino también en los servicios de ASSE.
“Mejorar las respuestas institucionales es clave para avanzar en la atención de quienes conviven con el TEA ya sea desde los centros educativos o familias” indicó Dardo Rodríguez; al tiempo que señalo que “es necesario compatibilizar recursos de la sociedad como una red organizada de acciones y dispositivos para apoyar a las familias y a la evolución de quienes tienen TEA”.
Es así que a partir de PANITEA (Padres y Amigos de Niños con Trastornos del Espectro Autista) una organización duraznense, se invita a una actividad a la Psic. Robles y es a partir de esta acción que se organiza e invita a la misma a la conferencia de Montevideo; de forma tal de llegar con el intercambio de experiencias y transmisión de conocimiento a más familias y trabajadores involucradas con el TEA.
Así pues verificamos que las organizaciones son la red de apoyo a las familias y la formación en el tema TEA de sus integrantes y de quienes acompañan las trayectorias educativas es importante porque afortunadamente llegan cada vez más niños y niñas a culminar su etapa escolar y hay que estar preparados ya que "el autismo no se cura porque es una manera de ser" señaló Robles.
Con voluntad pero sin los apoyos necesarios entre familias e instituciones sociales y estatales no es posible avanzar exitosamente en la inclusión y la autonomía planteo la Ps Marta Robles
Por su parte señaló la Dra Garrido del Centro Hospitalario Pereira Rossell destacó que las familias son las primeras en detectar cuando hay una dificultad y llegan a la consulta al tiempo que reconoce la importancia de los informes de educadores y maestras como insumos a considerar también para el diagnóstico; por lo que la selección y elección de los tratamientos para niños, niñas y adolescentes con TEA sigue siendo un desafío a pesar de la multiplicidad de opciones que surgen con mayor o menor rigor científico.
Avanzar en la detección temprana para comenzar el camino de qué hacemos en forma coordinada y sostenible en el tiempo porque el TEA es para toda la vida. La participación del sistema educativo no como tolerancia sino desde la readecuación de la currícula que lleve a la educación inclusiva y la importancia del trabajo con animales porque desarrolla estrategias de cuidados, rutinas, responsabilidades apunta a mejorar el desarrollo cognitivo y manejo de crisis fueron algunos de los ejemplos de intervención por parte de las expositoras.
El intercambio de preguntas y opiniones con el público presente enriqueció la actividad en tanto que se compartió el planteo de tener atención transitoria compatible con alternativas flexibles y apoyadas en otros actores sociales; como desafío social en el que se debe seguir trabajando.
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De esta forma, se busca potenciar prácticas de igualdad de género que garantice a niñas y niños el derecho a crecer libres de estereotipos de género.
INAU en la actualidad el organismo atiende unos 60.000 niños de 0 a 3 años en 470 centros de todo el país en sus diferentes modalidades: Centro de Atención a la Primera Infancia (CAPI), Centro de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF), Centros de educación y cuidados para hijo/as de estudiantes y Centros de educación y cuidados para sindicatos y empresas.
Marisa Lindner, Presidenta del INAU, expresó que este acuerdo permitirá la incorporación de la perspectiva de género, visión transformadora de los procesos de desarrollo de niñas, niños y sus familias.
Recordó que el INAU dispone de 470 centros que protegen los derechos de 60.000 niños de entre 0 y 3 años. Valoró que es un desafío brindar respuestas ajustadas a cada familia e incorporar elementos sobre paternidad responsable, con una mayor participación de los varones.
La directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Mariella Mazzotti, explicó que el trabajo con los centros del INAU concentrará los esfuerzos en la supervisión del material didáctico, las orientaciones de las educadoras, la presencia de varones educadores y el trabajo con las familias.
El sello es una herramienta de certificación de prácticas igualitarias de género para centros de primera infancia. Contribuye a identificar oportunidades de mejora y a orientar el diseño e implementación de planes de acción que apunten hacia una cultura organizacional igualitaria, mediante un conjunto de indicadores que permiten evaluar un centro.
Como resultado del cumplimiento de los requisitos estipulados por el sello, los centros podrán aspirar a una certificación y reconocimiento del compromiso y trabajo con la igualdad de género.
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“Marandú” se traduce como mensajero en guaraní, nombre que conecta con la misión de dejar una huella positiva en los niños y niñas. La inauguración contó con la presencia del Directorio del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), Autoridades nacionales y departamentales; y de la Asociación Civil “AUCOS”.
En el Departamento de Lavalleja, existen al momento ocho CAIF y un CAPI (Centro de Atención a la Primera Infancia) que atienden un total de 967 niños y niñas. En este caso en particular, la Asociación Civil “AUCOS” se encarga de gestionar el establecimiento brindando atención a 33 niños y niñas de 0 a 3 años, a través de un equipo de trabajo compuesto por 8 personas: Maestra Referente, dos educadoras, Psicóloga, Psicomotricista, Trabajadora Social y Coordinadora de gestión.
Desde 1988, el Plan CAIF constituye una política pública cuyo objetivo es garantizar la protección y promover los derechos de los niños y las niñas desde su concepción hasta los 3 años, priorizando el acceso de aquellos que provienen de familias en situación de pobreza y/o vulnerabilidad social, a través de las modalidades urbanas y rural. En el marco de sus 30 años de existencia, atiende a más de 50.000 niños uruguayos en todo el territorio.
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Implica el abuso sexual por parte de los adultos/as hacia niños, niñas y adolescentes, y la mercantilización y cosificación de sus cuerpos a través del pago.
Con motivo de concientizar y reflexionar acerca de la Explotación Sexual de niñas, niños y adolescentes, el viernes 27 de abril se produjo un encuentro en el Centro Oresuela, con la participación de: Psic. Darcy Bataille, Asistente Técnico del Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV); Tania Zina, Educadora Social de “Travesía”, un proyecto de atención a niñas/os y adolescentes que han vivido o están viviendo explotación sexual comercial y/o trata con estos fines, en el departamento de Montevideo, dependiente de INAU; y Lic. Luis Purtscher, Presidente del Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial y No Comercial de la Niñez y la Adolescencia (CONAPEES).
El primer orador fue Luis Purtscher (CONAPEES), subrayando que la explotación sexual infantil y adolescente es “…una construcción histórica -social, económica, política, de género y generaciones que involucra un sinnúmero de espacios y flujos, de la vida cotidiana”.
Supone una violación a los derechos humanos en general y a los derechos del niño en particular. Es una forma de dominación y violencia que desencadena un proceso de de-sujetación, cosificación y mutación en mercancía de las niñas, niños y adolescentes sometidos al mercado del sexo.
Por su parte, Tania Zina (TRAVESÍA) reconoció que muchas veces las redes de explotación van mucho más adelante que los mecanismos de protección existentes para prevenirlas, e identificarlas. “…Travesía trabaja tomando la referencia individual como espacio privilegiado. Buscamos recuperar la confianza de los jóvenes, para que esos chicos y chicas vulnerados, puedan vincularse con adultos de una forma diferente”.
La Educadora Social afirma que es fundamental enfocar el problema desde una discusión por los derechos humanos con perspectiva de género, generaciones y diversidad sexual.
Es preciso mirar el problema desde diferentes dimensiones socioculturales para poder generar respuestas integrales que tiendan a la transformación cultural, la protección de las víctimas y la sanción a los explotadores.
Para dar cierre al evento tomó la palabra Darcy Bataille (SIPIAV), explicando la lógica detrás de las políticas del organismo; en donde describió la concepción estructural de la violencia manifestada en las relaciones de abuso de poder interpersonales.
Si bien la violencia sexual hacia niños, niñas y adolescentes ha estado siempre presente en la historia de la humanidad, es relativamente reciente que su ocurrencia empieza a ser considerado un problema a discutir.
Estas relaciones de poder implican la naturalización de las relaciones de dominación basadas en las inequidades de género, generación, clase social y etnia. En este sentido, las personas que se encuentran en posiciones más vulnerables son: las niñas, niños, adolescentes, las mujeres y/o personas en situación de dependencia.
Desde el año 2007, Uruguay ratifica su compromiso de enfrentar articuladamente la problemática de la violencia hacia niños, niñas y adolescentes formalizando en la creación, intersectorial e interinstitucional, del Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV).
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La cantidad de casos registrados implica un aumento del 19% respecto al año anterior, y en la mayoría de estos casos (80%) se trata de situaciones repetidas.
Este año se registraron 3155 situaciones de violencia severa en todo el país, según indica el Informe del SIPIAV abordadas y registradas por operadore/as de infancia y adolescencia, mediante intervenciones enfocadas a la detención de la violencia, la restitución del ejercicio de derechos y en la medida en que esto fue posible, la reparación del daño sufrido.
Cuatro de cada diez denuncias tienen como víctimas a niños y niñas en edad escolar (entre los seis y 12 años). Dos de cada diez involucran a menos de cinco años y el resto a adolescentes, en todos los casos con más victimas femeninas.
Hay situaciones de violencia —típicamente el maltrato emocional— que aparecen con enorme frecuencia en todas las edades, en hombres y en mujeres. Pero los abusos sexuales muestran un incremento acorde crece la edad de la víctima y el tipo de violencia más denunciado entre las adolescentes. Específicamente este tipo de violencia represente un 20% de incremento en relación al 2016.
En este contexto, el INAU, a través de su Presidenta Marisa Lindner, destaca una serie de avances sustantivos vinculados a las violencias: la creación de la Unidad de Víctimas en el proceso penal; la distinción de la violencia basada en género; la reforma del Código de la niñez y la adolescencia y el ingreso de 24 referentes de violencia para fortalecer el trabajo en los Comité de Recepción Local así como la creación albergues para situaciones extremas.
Por su parte, el Fiscal Corte, Jorge Díaz destacó un gran avance en la capacitación del personal que atiende situaciones de violencia hacia niños, niñas y adolescentes, mediante un trato diferencial con enfoque de derechos, recomendando un proceder basado en la credibilidad hacia la víctima, siendo las pericias recursos utilizados en últimas instancias.
El Informe se presenta desde la responsabilidad estatal de rendir cuentas ante la ciudadanía por sus actuaciones y se rescatan para ello aspectos conceptuales acordados en ese ámbito, en el esfuerzo por comprender el origen del maltrato y abuso sexual hacia la infancia y la adolescencia y que están en la base de las definiciones de políticas para combatirlos.
Al hacer públicos los datos anuales, este documento no solamente muestras cifras, gráficas, cuadros comparativos, etc. que hacen a lo meramente estadístico; sino que además y sobre todo pone en la agenda pública y en la ciudadanía en general el abordaje de un problema que trasciende los límites del “hogar” y la “familia”.
El esfuerzo y el compromiso exigido también está dirigido a las situaciones que no llegan a ser denunciadas, a la importancia de la detección e intervención a tiempo, de construir una vida libre de violencia hacia los niños, niñas y adolescentes y de poder discernir entre todos la frontera entre lo privado y lo público cuando de violencia se trata y actuar oportunamente.